Una amplia coalición de grupos de la comunidad está cansada de ver paredes pintadas con “graffiti”. Como dicen las letras de una vieja canción de rock de la banda Twisted Sister, “no lo van a tolerar más”.
Safe Yakima Valley, una colisión que incluye a representantes de las iglesias, grupos civiles y agencias del gobierno del Valle de Yakima, dieron inicio a la campaña “Graffiti Be Gone” (Libre de graffiti).
La campaña, que empezó la semana pasada, se realiza por medio de anuncios publicitarios en las salas de cine y también por medio de postales enviadas a las casas de escolares. Allí se informa que los padres podrían ser multados, además de pagar por los daños que ocasionan sus hijos cuando pintan con graffiti las paredes de los edificios privados. También anima a que los residentes reporten estos daños a la policía.
La campaña culminará el sábado, 12 de abril, con un programa de limpieza en la zona Noreste de Yakima.
Carmen Méndez, directora ejecutiva de Safe Yakima Valley, dijo que las actividades también están previstas en Sunnyside, White Swan y Toppenish.
El grupo espera que se genere un sentimiento de rechazo al graffiti.
“Va a ser una batalla constante”, dijo Méndez. “Pero si queremos ser eficaces, tenemos que hacerlo”.
Archie Matthews, director de la Oficina de Servicios de Desarrollo de Vecindarios de Yakima, y otros residentes del valle, afirman que la ciudadanía está cansada de ver tantas pinturas de graffiti en la ciudad.
“Será como una guerra”, dijo Matthews. “Las guerras se libran por la voluntad del pueblo”, afirmó.
Mientras en el pasado, algunas autoridades municipales aseguraron que el graffiti no era un problema grande de la ciudad, Matthews dijo que se ha comprendido la necesidad de hacer algo al respecto.
David Hanson, presidente de la junta directiva de Safe Yakima Valley, dijo que el grupo ha pasado los últimos cuatro años estudiando los problemas que contribuyen a la actividad delincuencial y de pandillas en los jóvenes. Pero dijo que el graffiti amenaza con socavar todo el progreso logrado hasta la fecha, creando la impresión de que la ciudad no es segura.
“(Los niños) ya no salen a pasear en bicicleta por las calles. Ellos no están jugando en los parques”, dijo Hanson.
Además, dijo que el graffiti sin control genera más delincuencia. Algo que según Hanson, se puede entender a través de la teoría de “la ventana rota”, propuesta por el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani.
La teoría explica que si un vecindario no hace nada respecto a las paredes pintadas con grafiiti, esta envía un mensaje negativo de que no le importa el daño y anima a que se cometa más crímenes en esa zona.
Rod Light, capitán del Departamento de Policía Yakima, dijo que ha habido un aumento reciente de pinturas de graffiti en el área empresarial del distrito. La ciudad ha intensificado el patrullaje y se han capturado a algunos vándalos. Sin embargo, el aumento de resguardo policial no ha detenido el problema por completo.
“Tomamos dos calles, y luego aparece otra en su remplazo”, dijo Light.
Matthews dijo que los vándalos del graffiti a veces repintan un lugar que ha sido limpiado por sus voluntarios. Una vez, dijo, los vándalos esperaron a sus miembros para repintar las paredes con graffiti, lo hicieron cuando la pintura estaba todavía fresca.
Hanson estima que la eliminación de graffiti por las ciudades, distritos escolares y empresas privadas, cuesta cientos de miles de dólares al año.
Matthews dijo que su oficina gastó 46,500 dólares y utilizó cerca de 600 galones de pintura en 2013, para recubrir las paredes con graffiti. Matthews dijo que prefería gastar ese dinero en ayudar a los adultos mayores a permanecer en sus hogares.
Safe Yakima Valley, una colisión que incluye a representantes de las iglesias, grupos civiles y agencias del gobierno del Valle de Yakima, dieron inicio a la campaña “Graffiti Be Gone” (Libre de graffiti).
La campaña, que empezó la semana pasada, se realiza por medio de anuncios publicitarios en las salas de cine y también por medio de postales enviadas a las casas de escolares. Allí se informa que los padres podrían ser multados, además de pagar por los daños que ocasionan sus hijos cuando pintan con graffiti las paredes de los edificios privados. También anima a que los residentes reporten estos daños a la policía.
La campaña culminará el sábado, 12 de abril, con un programa de limpieza en la zona Noreste de Yakima.
Carmen Méndez, directora ejecutiva de Safe Yakima Valley, dijo que las actividades también están previstas en Sunnyside, White Swan y Toppenish.
El grupo espera que se genere un sentimiento de rechazo al graffiti.
“Va a ser una batalla constante”, dijo Méndez. “Pero si queremos ser eficaces, tenemos que hacerlo”.
Archie Matthews, director de la Oficina de Servicios de Desarrollo de Vecindarios de Yakima, y otros residentes del valle, afirman que la ciudadanía está cansada de ver tantas pinturas de graffiti en la ciudad.
“Será como una guerra”, dijo Matthews. “Las guerras se libran por la voluntad del pueblo”, afirmó.
Mientras en el pasado, algunas autoridades municipales aseguraron que el graffiti no era un problema grande de la ciudad, Matthews dijo que se ha comprendido la necesidad de hacer algo al respecto.
David Hanson, presidente de la junta directiva de Safe Yakima Valley, dijo que el grupo ha pasado los últimos cuatro años estudiando los problemas que contribuyen a la actividad delincuencial y de pandillas en los jóvenes. Pero dijo que el graffiti amenaza con socavar todo el progreso logrado hasta la fecha, creando la impresión de que la ciudad no es segura.
“(Los niños) ya no salen a pasear en bicicleta por las calles. Ellos no están jugando en los parques”, dijo Hanson.
Además, dijo que el graffiti sin control genera más delincuencia. Algo que según Hanson, se puede entender a través de la teoría de “la ventana rota”, propuesta por el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani.
La teoría explica que si un vecindario no hace nada respecto a las paredes pintadas con grafiiti, esta envía un mensaje negativo de que no le importa el daño y anima a que se cometa más crímenes en esa zona.
Rod Light, capitán del Departamento de Policía Yakima, dijo que ha habido un aumento reciente de pinturas de graffiti en el área empresarial del distrito. La ciudad ha intensificado el patrullaje y se han capturado a algunos vándalos. Sin embargo, el aumento de resguardo policial no ha detenido el problema por completo.
“Tomamos dos calles, y luego aparece otra en su remplazo”, dijo Light.
Matthews dijo que los vándalos del graffiti a veces repintan un lugar que ha sido limpiado por sus voluntarios. Una vez, dijo, los vándalos esperaron a sus miembros para repintar las paredes con graffiti, lo hicieron cuando la pintura estaba todavía fresca.
Hanson estima que la eliminación de graffiti por las ciudades, distritos escolares y empresas privadas, cuesta cientos de miles de dólares al año.
Matthews dijo que su oficina gastó 46,500 dólares y utilizó cerca de 600 galones de pintura en 2013, para recubrir las paredes con graffiti. Matthews dijo que prefería gastar ese dinero en ayudar a los adultos mayores a permanecer en sus hogares.
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