Nueva York Giuliani y la mano dura contra el grafiti
MARÍA G. PICATOSTE / NUEVA YORK
Cuando Rudy Giuliani accedió a la alcaldía de Nueva York en 1994, el político encontró un panorama desolador. Las calles de la ciudad estaban plagadas de delincuencia, violencia, drogas y prostitución. Incluso la propia apariencia de la ciudad era un desastre. Sus paredes habían sido invadidas por los grafitis de centenares de bandas que luchaban entre ellas por los muros más visibles.
Antes de que Giuliani se convirtiese en alcalde, el graffiti llevaba décadas causando estragos entre las autoridades y los vecinos neoyorkinos. En la Gran Manzana, el grafiti surgió y creció asociado al metro. Cuando el control sobre el metro se endureció, los grafiteros salieron a la superficie y reclamaron las calles como sus galerías personales.
La presencia del grafiti en la ciudad creció al mismo tiempo que la violencia, ratificando la premisa principal de la
«teoría de los cristales rotos». Esta hipótesis sociológica y criminológica que se estaba gestando en los 80 defendía que un acto de vandalismo, por pequeño que fuera, tendía a engendrar más vandalismo. La única forma de frenar este fenómeno era saneando sus pruebas visibles a la mayor brevedad, es decir, limpiando cada noche todos los vagones cubiertos por pintadas o reparando cada ventana hecha añicos en cuanto se rompiese.
A pesar del volumen y los costes que acarrearía poner en práctica un contraataque así, Giuliani no dudó en invertir lo que hiciera falta para limpiar la ciudad, máxime cuando esta había sido su principal promesa electoral.
Gracias a un endurecimiento de la legislación, a multiplicar el número de policías y a la creación de una fuerza antigrafiti, Giuliani logró hacer del grafiti un fenómeno residual, erradicándolo por completo del metro y de las zonas más céntricas de la ciudad.
En los 12 años que han pasado desde que Giuliani dejó la alcaldía, la ciudad no ha relajado su actitud en este senido. Sin embargo, ha fomentado en gran medida el grafiti artístico, comisionando a varios artistas grandes paredes desnudas como lienzo.
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